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Sargadelos nace en 1806 con la inauguración de una fábrica de cerámica en Cervo, Lugo. La iniciativa fue idea de Antonio Raimundo Ibáñez, quien se dio cuenta de la cantidad de materias primas que había en las proximidades a la fábrica. Su hijo, José Ibáñez, asumió el gobierno y amplió la fábrica y empezó a producir 20.000 piezas por año. Se asoció con Antonio Tapia y empezaron a adentrarse en el mundo de la loza blanca pintada a mano.

En el 1845, la administración de la empresa fue alquilada a Luis de la Riva y se inició la época dorada de Sargadelos, con un nivel de producción altísimo. Se empezó a hablar de calidad y exclusividad, y empezaron con técnicas de estampaciones monocromas y la impregnación en color. En 1873 la fábrica vuelve a ser gestionada por la familia Ibáñez y, a pesar de sus intentos por reproducir las piezas, tuvieron que cerrar las puertas en 1875 por las pérdidas ocasionadas.

Ya en el siglo XX, sobre 1950, Isaac Díaz Pardo abre en Sada un taller cerámico, actual complejo de Cerámica do Castro. En su búsqueda por renovar y aprender más sobre el tema, conoció en Argentina al pintor Luis Seoane, que estaba exiliado. Juntos, en 1968, empezaron a restaurar la factoría y a fabricar piezas de porcelana. Aquí se inició la reinvención de Sargadelos, hasta llegar a la exclusividad actual.

 Actualmente, la fábrica sigue decorando las piezas a mano, pero es cierto que se ayudan de máquinas para acelerar el ritmo y el proceso de trabajo. La producción se realiza en diferentes etapas y diferentes secciones, como la zona de diseño, de moldes, de plantillas… También disponen de un taller mecánico para arreglar allí mismo cualquier máquina o pieza que necesite ser reparada.

Sargadelos siempre estuvo ligada con la tecnología de la época y con ser los punteros en cuanto a técnicas de horneado, pintura, color…

Además, todos los motivos y las formas están inspirados en la tradición y cultura gallega, sobre todo en la celta. Sus diseños son muy característicos y reconocibles en todo el mundo, y están creando tendencia.

El último gran paso que ha dado Sargadelos es la expansión hasta Nueva York, donde el MoMA (museo de arte moderno de Ny). Allí exponen y venden un par de piezas de vajilla de Sargadelos. Un ejemplo del valor que tiene estas piezas de loza y del tremendo trabajo creativo, además del proceso de producción, que hay por detrás y que permite crear figuras tan exquisitas.

Hoy en día, también han evolucionado y han expandido también el tipo de productos que fabrican y venden. Ahora apuestan, además de las vajillas con platos, vasos… y las figuras que ya se hacían anteriormente, por la creación de piezas joyeras (pendientes, colgantes, anillos…), manteles, fragancias (velas aromáticas y ambientadores), complementos de ropa (bolsos, carteras, pañuelos y llaveros), piezas relacionadas con el Camino de Santiago, libros etc.

En cuanto a la compra de productos de Sargadelos, hay una serie de tiendas oficiales, llamadas galerías, donde puedes adquirirlos. Estas galerías se extienden por Galicia, en Vigo, Carballo, Boiro, Santiago, Coruña, Ourense, Lugo, Pontevedra… e incluso hay una en Madrid y otra en Oviedo.